A partir del tercer año empieza el crecimiento regular de la infancia y que se mantiene hasta el estirón de la pubertad.. y ¿con qué habilidades cuenta para comer bien?

Desarrollo físico y psicomotor del preescolar

Carmen Rivero de la Rosa

Paola Diaz Borrego

Durante los 3 primeros años  se desarrollan las habilidades de alimentación del niño, así como sus capacidades motoras, sociales y cognitivas. A partir del 3º año estas habilidades van a perfeccionarse para conseguir una alimentación y deglución eficaz, segura e independiente.

La edad preescolar es un periodo de cambios importantes. El niño va a avanzar mucho en el lenguaje, en la motricidad fina y gruesa. Estos cambios permitirán que el niño sea cada vez más autónomo y sea capaz de socializarse. A esta edad suelen iniciar la escolarización (guardería o colegio) y el juego simbólico y social (con otros niños). También inician el control de esfínteres, empiezan a comprender conceptos abstractos, a aceptar las normas y tienen las primeras ideas de moralidad. Y también es la etapa en la que aparecen las rabietas, las respuestas insolentes o los sentimientos de gratitud.

Después de los dos años, la adquisición de palabras va a gran velocidad. Poco a poco el niño irá utilizando conceptos cada vez más complejos.

Entre los dos y tres años de edad el mundo del niño se abre enormemente. La figura materna empieza a no ser tan importante. El niño se considera autosuficiente. Desea hacer todo por sí mismo. Aprenderá a comer solo, a desnudarse, a vestirse… Los conflictos debidos a este deseo de autonomía son la causa de los berrinches y pataletas propios de esta edad. Aparecen las primeras manifestaciones de moralidad: lo que está bien (lo que agrada a sus padres) y lo que está mal, siendo el momento ideal para sentar las bases de una buena alimentación.

Por tanto, la familia supone un modelo de dieta y conducta alimentaria que los niños aprenden. En la etapa preescolar, los niños inician el control de sí mismos y del ambiente, empiezan a interesarse por los alimentos, a preferir algunos de ellos, a ser caprichosos con las comidas, a tener poco apetito o a ser monótonos. En la elección de alimentos influyen factores genéticos, aunque tienen mayor importancia los procesos de observación e imitación.

Los cuidadores deberían comprender que la dificultad para aceptar nuevas comidas y el “comer siempre las mismas cosas” son periodos normales del desarrollo del niño. Asimismo, el comedor escolar constituye una herramienta importante para la adquisición de buenos hábitos alimentarios.

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