Si tienes una enfermedad inflamatoria intestinal, no dudes en consultar toda esta información para “mimar” tu nutrición y evitar síntomas durante el embarazo a la vez que cuidas del desarrollo de tu bebé

Embarazo, Enfermedad Inflamatoria Intestinal Y Dieta: Interesante Combinación

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es un conjunto de enfermedades digestivas que engloba sobre todo a la Enfermedad de Crohn y a la Colitis Ulcerosa, que generalmente conducen a una mal función (digestión, absorción y transporte de nutrientes) de diferentes partes del intestino. En las mujeres suelen debutar en plena edad reproductiva, por tanto el diagnóstico de EII se hace fuera del embarazo pero sabemos que las implicaciones de la enfermedad y los fármacos que suelen usar pueden modificar el buen curso del embarazo, haciendo que la paciente necesite para correcto control al ginecólogo y al gastroenterólogo trabajando codo con codo.

Es especialmente importante en estas embarazadas con EII un aporte adecuado de nutrientes cuya absorción se ve preferentemente afectada como son: el hierro, la vitamina B12, la vitamina D y el ácido fólico. Este último cobra especial relevancia ya que algunos fármacos que se utilizan para el tratamiento alteran sustancialmente su metabolismo.

Por este motivo y porque lo recomendable en mujeres con EII es que planifiquen su embarazo, se recomiendan que todas tengan una consulta preconcepcional. Así se buscará en consenso con los especialistas el momento óptimo para el embarazo, que básicamente será que no coincida con una fase activa de la enfermedad. Además, se corregirán las deficiencias nutricionales que existan, se recomendarán los suplementos más adecuados cuando ya esté embarazada y se intentará realizar los cambios pertinentes en el tratamiento, puesto que hay algunos medicamentos frecuentemente utilizados en la EII que están prohibidos durante el embarazo por su peligrosidad.

Cuando la enfermedad está en remisión como a todas las gestantes se recomendará una dieta equilibrada basada en la dieta mediterránea con las restricciones individuales que pueda tener cada mujer con EII (alergias o intolerancias, alimentos irritantes para su intestino, aparición de un exceso de gases o de dolor abdominal, diarreas o estreñimiento…). Si por el contrario la enfermedad está en fase activa, a parte de intensificar el tema farmacológico, hay que recomendarle a la gestante (según también la intensidad del brote) disminuir o suprimir los lácteos, las grasas procesadas y las fibras sobre todo la insoluble (salvado, trigo integral, frutos secos…) y buscar los alimentos que tolere con más facilidad, con forma de preparación basadas en la cocción o en el papillote (cocer el alimento en un envoltorio resistente al calor como el papel de aluminio). Se introducirán paulatinamente más alimentos y formas de cocinarlos, a medida que disminuya el brote.

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