Debido al crecimiento acelerado, es difícil establecer recomendaciones nutricionales exactas en esta etapa, es la propia velocidad de crecimiento la que decide los requerimientos necesarios de una forma individualizada y sujeta a cambios continuos. En todo caso los requerimientos en general, son muy elevados La alimentación aporta la energía y nutrientes que influyen en el crecimiento como las proteínas y además interactúa con hormonas, favoreciendo las vías metabólicas necesarias para un adecuado crecimiento y desarrollo puberal. Una interferencia en este mecanismo es de alto riesgo nutricional con repercusiones en las edades futuras.

Alimentación - Factores de riesgo nutricional

Ana María Pizarro Ruiz,
Juan José Benavente García

Hay que estar alerta porque en esta etapa porque el abandono social de hábitos alimentarios y la adquisición de adicciones nocivas influyen en el estado nutricional y psicológico y  son conductas de riesgo nutricional que requieren el apoyo familiar, el centro escolar y la sociedad: 

  • Inicio de los hábitos de consumo de alcohol y tabaco y en ocasiones consumo de drogas que interfieren negativamente  en el estado nutricional y en el aprendizaje, con repercusiones futuras.
  •  Alteración en la frecuencia u horario de comidas. Los adolescentes tienden a saltarse comidas debido a horarios irregulares, pero las calorías que se ahorran” frecuentemente se compensan comiendo alimentos que no se acercan al valor nutricional de las comidas que omiten, o comiendo en exceso en la siguiente comida, lo que se relaciona con el aumento de peso.
  • Snacks: dependiendo del momento y composición, los tentempiés entre comidas pueden contribuir de manera negativa o positiva a la dieta del adolescente. Aquellos altos en calorías y bajos en nutrientes, como patatas fritas, chucherías, refrescos, galletas, cereales y bollería industrial, pueden disminuir el apetito en las principales comidas y reemplazar los alimentos nutritivos que son necesarios para el crecimiento y el desarrollo. Es de destacar el impacto negativo de los alimentos ricos en grasas y azúcares en la función cerebral, que producen un deterioro cognitivo y una alteración en los mecanismos de recompensa, lo que predispone a conductas impulsivas y una mala relación con la alimentación además del impacto para la salud. 

 – Comida rápida: a medida que se vuelven más independientes, los adolescentes toman cada vez más sus propias decisiones sobre qué, cuándo, dónde y con quién comer. Las comidas rápidas son opciones populares porque son económicas, familiares y están disponibles casi a cualquier hora y porque es una forma de socializar con sus iguales. Los alimentos más populares incluyen patatas fritas, sándwiches, hamburguesas, bocadillos, pizza y platos mexicanos. Las opciones de bebidas más habituales son los refrescos carbonatados. Las comidas rápidas tradicionales son bajas en hierro, calcio, vitaminas A y C, fibra y ácido fólico y altas en energía, sodio, colesterol y grasas totales y saturadas.

Vida sedentaria: la pereza y una determinada actitud de pasotismo o abulia determina en una gran parte de los adolescentes una disminución muy importante de la actividad y del ejercicio físico. Las horas de sofá, televisión y de pasatiempos electrónicos son exce- sivos en gran parte de ellos. Estas conductas sedentarias se asocian a un mayor consumo de alimentos superfluos, como las bebidas azucaradas y los aperitivos, y a una reducción de la ingesta de fruta. 

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