Lactancia artificial

En Europa y desde 1970 su composición se basa en las recomendaciones emitidas por el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas (ESPGHAN) junto con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que regula los aspectos relacionados con la seguridad alimentaria.

Los preparados de inicio se usan en los primeros 6 meses de vida y satisfacen de forma exclusiva las necesidades nutricionales del lactante, mientras que los de continuación se destinan a los de 6-12 meses en el contexto de una alimentación diversificada de forma correcta.

Los preparados de inicio se adaptan a la inmadurez fisiológica de los procesos de digestión y absorción intestinal, así como en la actividad de las enzimas del metabolismo intermediario y de la función excretora renal lo cual se refleja en su contenido proteico limitado, con una relación caseína/seroproteínas que oscila entre 20/80 hasta 40/60 según fabricante. La composición de las grasas debe favorecer una absorción de al menos el 85% suponiendo el 50-55% del aporte calórico total. Debe contener un aporte adecuado de ácidos grasos monoinsaturados así como estar enriquecida con DHA y otros ácidos grasos poliinsaturados para asegurar un adecuado desarrollo cerebral y visual. El contenido en ácidos grasos trans y de ácido erúcico no será superior al 3% ni al 1% del contenido total de materia grasa, respectivamente.

El hidrato de carbono fundamental es la lactosa, aunque se admiten pequeñas cantidades de glucosa y dextrinomaltosa y evitando la presencia de almidón, espesantes, sacarosa y glucosa (sólo en hidrolizados de proteínas) y fructosa. El contenido en minerales, sodio, cloro y potasio, no debe sobrepasar una concentración que pueda ocasionar una sobrecarga renal de solutos y el contenido en vitaminas y oligoelementos, sigue las recomendaciones del Codex Alimentarius.